En primer lugar tenía pensado corregir los ejercicios que hicieron en clase y mandé para casa el día anterior.
El resto de la clase durante el día de hoy, tenía pensado dedicarla a plantear ejercicios en clase para que los alumnos los resolvieran y salieran a hacer la correspondiente corrección de cada uno de ellos en clase, y al final de la clase mandar uno o dos ejercicios para casa y corregir al día siguiente.
Pero, realmente el desarrollo no ha sido para nada como lo tenía planteado. Al finalizar la clase del día de hoy, me he sentido verdaderamente mal. No creía que pudiera haberme salido tan mal. La conclusión a la que he llegado ha sido que la mayor parte de la culpa la he tenido yo, por no saber solventar la situación producida.
Para comenzar la clase, les pregunté que si habían hecho el ejercicio para casa que mandé el día anterior. La respuesta general fue que no, y el motivo fue que no entendían el ejercicio planteado. Con lo que pedí a uno de los alumnos cuya respuesta fue la anterior, que saliera a hacer el ejercicio a la pizarra para que con mi ayuda comprendiese que es lo que tenía que hacer, fuese capaz de resolver el ejercicio y aprendiese. Todo fue normal, y el alumno paso a paso según las explicaciones que yo le iba proporcionando consiguió resolver el ejercicio completamente hasta llegar al resultado final que se pedía. Pero, a partir de aquí todo cambió. El propio alumno que hizo el ejercicio en la pizarra me comentó que había resuelto el ejercicio pero que no había entendido bien todo lo que había hecho. Entonces, quise utilizar una estrategia de participación del resto de la clase a la que pregunté si lo había entendido o igualmente tenían problemas para resolver el ejercicio de manera autónoma.
La respuesta general de la clase fue que se encontraban en la misma situación que el alumno que había salido a resolverlo a la pizarra, y varios alumnos además coincidieron en que prácticamente no sabían resolverlo y no entendían lo que se estaba haciendo. El problema no estaba en sí en el ejercicio, el problema estaba en que no entendían y no veían claro cómo despejar la incógnita de una ecuación con una sola incógnita (no veían que lo que habia a un lado de la ecuación multiplicando-dividiendo tenía que pasar al otro lado de la ecuación dividiendo-multiplicando). Lo que yo pensaba es que sí sabían hacerlo, porque con ejemplos muchos más sencillos, sí lo sabían hacer, pero cuando tenían que pasar varios multiplicandos o dividendos al otro lado de la ecuación no lo interpretaban bien. Traté de explicárselo de diferentes maneras, intentando hacerles entender que todas ellas eran correctas y finalmente se llegaba a la misma expresión y por lo tanto al mismo resultado. Al final, pasó la hora completa de la clase, y únicamente estuvimos con esto. No hicimos nada más.
Después de salir de clase, me sentí bastante mal y muy frustrado porque sentía que no había hecho nada y que habíamos perdido la hora. Había sido una hora vacía. A algunos de ellos les pregunté que qué había pasado, que si realmente no sabía hacerlo porque en días de clase atrás, había visto carencias pero no hasta este punto, y que con el profesor-tutor no habían tenido este tipo de problemas y situaciones parecidas en otros ejercicios las resolvían. Incluso, me llegué a parar con una alumna de la clase que me encontré por el camino hacia la sala de profesores para preguntarle por ello, insistiéndome en que no era capaz de ver y entender claramente lo que estábamos haciendo.
Mi sensación fue bastante mala, me sentía muy culpable de no haber avanzado más en la clase. Pero por otra parte me sentía con una sensación extraña de si realmente no comprendían el despejar la incógnita que pedía el ejercicio o que algunos alumnos “me estaban tomando el pelo”, porque los alumnos que generalmente van a un ritmo más rápido en clase decían que tampoco se enteraban bien. Por otra parte, quería insistir en tratar de hacerles entender el proceso de despejar la incógnita de la ecuación porque sí sé, por mis observaciones, que hay dos-tres alumnos que van mucho más lento en cuanto al aprendizaje y les cuesta entender cosas básicas.
La situación fue después de clase horrible para mí, es algo a lo que le estoy dando muchas vueltas pero que también me está sirviendo para aprender y saber que para la próxima vez no tengo que estar más de un determinado tiempo para explicar determinada cosa o ejercicio. Es decir, el tiempo que tenga estipulado para explicar un concepto, resolver un ejercicio-problema no puede ser sobrepasado más de lo necesario en clase. Para la próxima vez, intentaré resolverles la duda uno o dos intentos más y pasar a seguir resolviendo más ejercicios del mismo tipo o más sencillos hasta que cojan mayor soltura.
Después de esta hora de clase, tocaba recreo. Este tiempo de recreo me ha servido para poder preguntarle al tutor sobre lo ocurrido en clase, y también a otros compañeros-profesores del instituto. La respuesta por parte del tutor fue que esto es así, y por parte de otros compañeros-profesores que hay que cortar en un determinado momento y continuar la clase.
Ya te he comentado que estos alumnos son "muy difíciles". Me da la sensación de que te van conociendo y saben cómo hacerte "daño" en el sentido de plantearte una situación límite en el que "supuestamente" nos enteran de nada. Creo que lo mejor es que les expliques lo que sea y les responsabilices de que deben trabajarlo en casa y esforzarse, de este modo no tendrás esas sensanciones. No pienses que es tiempo perdido, es una experiencia más que te servirá para el futuro. Por ahí hemos pasado, y seguimos pasando, todos. Ánimo.
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